Consortes

El sendero GR 85 “Ruta de los Sentidos” asciende hasta este privilegiado emplazamiento para contemplar una de las mejores vistas panorámicas del Valle de Manzanedo.  

El caserío de este bello y pequeño conjunto rural se organiza en torno a una calle principal donde las casas siguen el modelo de la arquitectura montañesa. En ella, la solana o balcón corrido de madera del piso superior, resalta en una casa conformada por muros gruesos de mampostería con sillares en las esquinas y recercando los vanos de las ventanas.  

En el conjunto también nos llama la atención su fuente y sobre todo su antigua bolera de tres tablones, que en ocasiones se cubren con la sombra de los tupidos avellanos. La iglesia de San Pedro aún conserva algunas partes de su primitiva construcción románica.

 

Conjunto de Consortes

En un entorno natural privilegiado, sobre un pequeño cerro a los pies de las peñas calizas sobre las que se alzan las ruinas del antiquísimo castillo de Arreba, Consortes es un buen ejemplo del tipo de poblaciones que caracterizan al Valle de Manzanedo, y que en época altomedieval pertenecieron al antiguo Alfoz de Arreba.


Pequeños cursos de agua que brotan de cercanos manantiales han modelado un relieve en el que abundan las cuevas y los abrigos rocosos que fueron ocupados durante siglos por reducidas comunidades humanas y que fueron el origen, ya en época medieval, de exiguas aldeas en torno a pequeñas iglesias o monasterios familiares. El aprovechamiento de los escasos recursos dio lugar a un hábitat semidisperso formado por pequeñísimas aldeas poco pobladas. 


Consortes, llamado “Cueva Suertes” en el libro Becerro de las Behetrías de mediados del siglo XIV, se encuentra rodeado por bosques de encinas junto a antiguas fincas de cultivo en las que actualmente se ha regenerado un bosque bajo de especies autóctonas entre las que predominan quejigos, enebros y sabinas, así como aulagas, brezos y espinos. Su reducido caserío se distribuye en torno a la pequeña iglesia de San Pedro, las eras, el juego de bolos y la fuente cuyas aguas llenan un gran pilón que sirve de abrevadero para el ganado. Entre sus casas hay buenos ejemplos de la característica casa montañesa, de gruesos muros en los que se combina la mampostería con sillares de buena labra y con amplias solanas de madera situadas en la última planta. No faltan elementos propios de una arquitectura de prestigio como escudos heráldicos y alguna ventana elegantemente ornamentada.


Desde Consortes, al otro lado del río Trifón, se eleva una gran peña caliza a cuyos pies se emplaza el pequeño pueblo de Peñalba, cuyo regular trazado urbano en torno a su iglesia le otorga un carácter singular. Un gran portón bajo un pasadizo de entramado de madera y toba permite la salida a las eras, situadas fuera del pueblo. La iglesia conserva reutilizados en el muro norte de su nave única algunos canecillos de estilo mozárabe.