Crespos

Este armonioso conjunto emplazado en el extremo más occidental del Valle de Manzanedo es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura conocida como montañesa. Entre casas y muros tapiales que definen la propiedad, los caminos y calles a veces aparecen asfaltados o cubiertos por un verde tapiz de hierba.

Su iglesia del Rosario es una de las joyas del románico burgalés. Su única nave está rematada por un ábside semicircular con contrafuertes, ajedrezados y canecillos toscamente labrados. La portada presenta cuatro arquivoltas decoradas y capiteles decorados con diferentes motivos. El interior también sorprende por su belleza, destacando la arquería ciega del ábside, la abundante y variada decoración escultórica y una interesante pila bautismal.

Conjunto de Crespos

Situado en una suave hondonada rodeada de bosques de robles y hayas, el disperso caserío de Crespos aparece sumido en el silencio, donde parece no transcurrir el tiempo. Esta pequeña aldea, que perteneció en tiempos medievales al alfoz de Arreba y que hasta comienzos del siglo XX formaba parte del ayuntamiento de Hoz de Arreba, es hoy uno de los pueblos que forman el Valle de Manzanedo.


Según el libro Becerro de las Behetrías, de mediados del siglo XIV, Crespos era un lugar de señorío perteneciente a Doña María, mujer de Diego Pérez Sarmiento.


Las casas, buenos ejemplos de la arquitectura popular tradicional, se distribuyen irregularmente formando conjuntos en los que a las viviendas se añaden construcciones auxiliares y, en algunos casos, pequeños patios y huertos cercados. En general, las construcciones son sólidas, de plantas rectangulares y muros de mampostería con sillares en vanos y esquinas y con una amplia solana de madera en el piso más alto. Algunas de las casas conservan pequeñas ventanas apuntadas o portadas con arcos de dovelas bien labradas. 

Crespos: Iglesia románica.

Nos encontramos ante una de las joyas del románico universal. Esta pequeña iglesia, que impresiona por su sencillez y rusticidad, resalta por su imagen compacta y su uniformidad de estilo, donde es posible contemplar la mayor parte de los elementos que definen el arte románico.


Es conocida popularmente bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, aunque a veces aparece en algunos documentos como de la Inmaculada Concepción. Las partes más antiguas probablemente se construyeron durante la primera mitad del siglo XII, según atestigua una inscripción situada en un sillar del presbiterio que menciona el año 1147.
Tanto por su arquitectura como por su ornamentación responde al mismo estilo y técnica constructiva que San Miguel de Cornezuelo. Las dos impostas ajedrezadas que dividen la cabecera se repiten en el interior creando un interesante equilibrio con los elementos verticales. 


Toda la cabecera se remata con una cornisa apoyada sobre canecillos de variada iconografía: animales, exhibicionistas, una máscara, una arpía y las características figuras portando un barrilito. La portada de medio punto consta de tres arquivoltas con decoración vegetal y de dientes de sierra. Sobre ella se alza una pequeña espadaña barroca.


El interior de la cabecera está recorrido por una bellísima arquería ciega, cuyos arcos de medio punto llegan hasta la línea de imposta inferior. La ornamentación de los capiteles está muy relacionada con la de otras iglesias del Valle de Manzanedo y del cercano Valle de Valdivielso. Se pueden encontrar leones, águilas, cabezas humanas y escenas de la lujuria.
En su interior conserva también una buena pila bautismal románica y dos pequeños lóculos de piedra que eran utilizados para contener reliquias en el altar.