Quecedo

Hace siglos, los regidores de la Merindad celebraban sus juntas y tomaban sus decisiones, en torno a una encina, en la Dehesa de Quecedo. Desde entonces Quecedo es la capital de una de las Siete Históricas Merindades: la Merindad de Valdivielso. 


El medio natural nos regala espacios que resaltan por su geología como los Cárcabos, un lugar en plena Sierra de la Tesla integrado por diferentes y curiosas formaciones rocosas. 
Otro espacio, ahora más accesible, que resalta por sus valores culturales e históricos son las Cuevas de los Moros, un conjunto de dieciséis enterramientos altomedievales de los siglos VIII y IX excavados en una roca de forma vertical. 


El conjunto de Quecedo se distribuye siguiendo un trazado medieval. Entre sus estrechas calles encontraremos buena arquitectura popular y civil de los siglos XV y XVI, algunas declaradas Bien de Interés Cultural, como la torre-palacio de los Huidobro, con su torre almenada de tres pisos o la casona de los Gómez con escudos y vítores en la fachada. Otras casas también lucen bellos escudos.


La iglesia gótica de Santa Eulalia fue construida en los siglos XV y XVI y presenta elementos góticos y renacentistas.

Un importante centro señorial 

El pueblo de Quecedo se distribuye siguiendo un trazado medieval totalmente desordenado. En las calles de la capital del municipio es posible observar bellas portadas de piedra con arcos apuntados, de medio punto o adintelados, o incluso alguna ventana con el dintel finamente labrado en algunas de sus casas.


Junto a una antigua fuente y pilón, en una pequeña plazuela se encuentra la casona de los Gómez de Quecedo. de época renacentista. En su magnífica fachada ostenta dos escudos y un “Víctor” flanqueado por la espada y la palma de Don Esteban Arroyo, alcalde de Corte de Madrid. El escudo arzobispal es el de Don Juan Fernández de Valdivielso, arzobispo de Valladolid a comienzos del siglo XVII.


Llama la atención del visitante, la casa fuerte de los Huidobro, construida en el siglo XVI aunque con añadidos barrocos, consta de una robusta torre y una casa-palacio adosada. Tanto la torre como la casa adosada se coronaban con almenas, todavía visibles, reforzadas por garitones en las esquinas, elementos que confirman su función defensiva.